El nombre de perfume o perfumes proviene del latín "per", por y "fumare", a través del humo, haciendo referencia a la sustancia aromática que desprendía un humo fragante al ser quemado, usado para sahumar.
Los romanos no utilizaron la palabra perfume y según demuestra el filólogo Joan Corominas esta aparece por primera vez en lengua catalana en la obra “Lo Somni” de Bernat Metge y a partir de 1528 en la literatura francesa.